Columnas - Dra. Yirla Paola García López

“Hígado graso: la enfermedad silenciosa que avanza sin avisar”

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 22 NOVIEMBRE 2025
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“Hígado graso: la enfermedad silenciosa que avanza sin avisar”

En los últimos años, una condición que antes se consideraba poco frecuente se ha convertido en uno de los diagnósticos más comunes en consulta médica: el hígado graso, también conocido como esteatosis hepática. Se trata de la acumulación anormal de grasa en el hígado, un órgano vital responsable de más de 500 funciones esenciales, entre ellas depurar toxinas, regular el metabolismo y almacenar energía. Lo más preocupante es que esta enfermedad suele avanzar en silencio. Para muchas personas en Reynosa y en todo México, el hígado graso se descubre de manera accidental durante un ultrasonido o análisis de laboratorio, cuando el daño ya lleva años en proceso. Y a pesar de su naturaleza silenciosa, sus consecuencias pueden ser graves si no se atiende a tiempo.

¿Por qué aparece el hígado graso? 

Existen dos grandes tipos:

1. Hígado graso no alcohólico (HGNA): el más frecuente, relacionado con el estilo de vida.

2. Hígado graso alcohólico: causado por el consumo excesivo de alcohol.

El HGNA es el que más está aumentando en México y el que más preocupa a las autoridades de salud. Sus principales factores de riesgo son: sobrepeso y obesidad, especialmente la acumulación de grasa abdominal, triglicéridos y colesterol elevados, resistencia a la insulina y prediabetes, diabetes tipo 2, sedentarismo, dietas altas en azúcares refinados, harinas procesadas y alimentos ultraprocesados, consumo excesivo de bebidas endulzadas.

México, tristemente, reúne muchos de estos factores: un país donde más del 70% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad y donde las bebidas azucaradas siguen siendo parte del consumo cotidiano.

¿Qué síntomas da el hígado graso? 

La mayoría de las personas no sienten ningún síntoma. Esa es su naturaleza peligrosa. Cuando aparecen, suelen ser inespecíficos: cansancio, pesadez abdominal, inflamación, malestar en la parte superior derecha del abdomen. Al no ser síntomas alarmantes, se atribuyen a estrés, mala digestión o cansancio acumulado. Esto provoca que muchos pacientes lleguen tarde al diagnóstico.

¿Qué sucede si

no se trata? 

El hígado graso puede progresar por etapas:

1. Acumulación de grasa (reversible con cambios de hábitos).

2. Inflamación: llamada esteatohepatitis.

3. Fibrosis: cicatrización del tejido.

4. Cirrosis: daño severo, irreversible y con riesgo de insuficiencia hepática.

En casos avanzados, incluso puede evolucionar hacia cáncer de hígado, aun en personas que nunca consumieron alcohol. Lo positivo es que, a diferencia de otras enfermedades hepáticas, el hígado graso sí puede revertirse, especialmente en etapas tempranas.

¿Cómo se diagnostica? 

Generalmente mediante: ultrasonido, donde el hígado se observa más brillante por la grasa acumulada, análisis de laboratorio, que pueden mostrar elevación de enzimas hepáticas, en casos específicos, elastografía o biopsia para evaluar el grado de daño.Un diagnóstico temprano puede cambiar por completo la evolución de la enfermedad.

¿Cómo se trata? 

No existe una “pastilla mágica” que cure el hígado graso. El tratamiento se basa principalmente en cambios de estilo de vida:

1. Reducción de peso gradual. Perder entre 5% y 10% del peso corporal puede revertir por completo la acumulación de grasa.

2. Alimentación balanceada. Incrementar consumo de vegetales, frutas, granos enteros y proteínas magras, reducir carbohidratos refinados, pan dulce, frituras y harinas procesadas, evitar bebidas azucaradas, incluyendo jugos y refrescos, preferir grasas saludables como aceite de oliva, aguacate y semillas.

3. Actividad física regular. Al menos 150 minutos por semana de ejercicio moderado. El movimiento mejora la resistencia a la insulina, un factor clave.

4. Control de comorbilidades. Manejar adecuadamente diabetes, hipertensión y dislipidemias.

5. Evitar alcohol. Incluso pequeñas cantidades pueden empeorar el daño en personas con hígado graso.

Una enfermedad

que refleja nuestro estilo de vida: 

El hígado graso es, en muchos sentidos, un espejo de nuestra salud general. No aparece de la noche a la mañana: es el resultado acumulado de hábitos, omisiones y rutinas que a veces normalizamos, especialmente en ciudades como la nuestra, donde el ritmo acelerado, el estrés y la falta de tiempo para cuidarnos se vuelven parte del día a día. En Reynosa, donde la dieta norteña tradicional alta en carbohidratos y grasas sigue muy presente, y donde el calor extremo reduce la actividad física al aire libre, el reto es aún mayor. Pero no imposible.

Reflexión final: 

El hígado graso nos recuerda una verdad sencilla, pero poderosa: lo que hacemos todos los días importa más que cualquier tratamiento médico. Cuidar este órgano vital no es un acto estético ni superficial, sino una inversión directa en nuestra calidad de vida futura. La buena noticia es que prevenir y revertir esta enfermedad está en nuestras manos. El hígado tiene una extraordinaria capacidad de regenerarse cuando lo cuidamos y le damos lo que necesita: descanso, buena nutrición, movimiento y equilibrio. Hoy es un buen día para empezar. Porque la salud no espera, y el hígado, aunque silencioso siempre habla a tiempo para quien desea escucharlo.


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