Columnas - Dra. Yirla Paola García López

“Alergias otoñales: cuando el aire cambia, la salud también”

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 08 NOVIEMBRE 2025
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“Alergias otoñales: cuando el aire cambia, la salud también”

El otoño suele percibirse como una época de transición amable: días menos calurosos, viento fresco y paisajes más dorados. Sin embargo, para muchas personas, esta estación llega acompañada de molestias respiratorias, estornudos, congestión nasal y fatiga. Las llamadas alergias otoñales son una realidad frecuente que, aunque a veces se confunde con un resfriado común, tiene causas y tratamientos muy diferentes. En ciudades como Reynosa, donde los cambios de temperatura son marcados y el aire se llena de polvo, polen y contaminantes urbanos, las alergias respiratorias tienden a intensificarse. Conocer sus causas y aprender a manejarlas puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida durante esta temporada.

¿Por qué aumentan las alergias en otoño? Las alergias son una respuesta exagerada del sistema inmunológico ante sustancias que, en teoría, no deberían representar una amenaza. En otoño, tres factores principales suelen dispararlas:

El polen de malezas y pastos secos.

Plantas como la ambrosía y el zacate liberan polen en grandes cantidades durante esta época. Estas diminutas partículas flotan en el aire y, al ser inhaladas, desencadenan reacciones en personas sensibles.

El polvo doméstico y los ácaros.

Con la llegada de temperaturas más frescas, muchas familias cierran ventanas y comienzan a usar ventiladores o calefactores. Esto favorece la acumulación de polvo, pelos de mascotas y ácaros que irritan las vías respiratorias.

El moho.

La humedad ambiental especialmente tras las lluvias típicas del final del verano favorece la proliferación de moho, tanto en interiores como en exteriores. Sus esporas son potentes alérgenos respiratorios.

El resultado de esta combinación es lo que conocemos como rinitis alérgica estacional: estornudos constantes, picazón nasal y ocular, congestión, lagrimeo y cansancio. Aunque no es una enfermedad grave, sí puede volverse debilitante y afectar la concentración, el descanso e incluso el estado de ánimo.

Alergia o resfriado: 

Cómo diferenciarlos: Una duda común es distinguir entre una alergia y un resfriado. La diferencia clave radica en el origen: los resfriados son causados por virus, mientras que las alergias son una reacción inmunológica a sustancias externas.

Las alergias no producen fiebre ni dolor corporal, pero sí picazón en ojos y nariz.

Los resfriados duran de 5 a 10 días, mientras que las alergias pueden extenderse durante semanas o meses.

En las alergias, la mucosidad suele ser transparente y acuosa; en los resfriados, más espesa y amarillenta.

Reconocer esta diferencia evita el uso innecesario de antibióticos o remedios ineficaces.

Cómo reducir los síntomas: 

No siempre se puede evitar la exposición a los alérgenos, pero sí es posible minimizar su impacto con medidas simples:

Mantener puertas y ventanas cerradas en las horas de mayor viento.

Cambiar y lavar con frecuencia la ropa de cama.

Evitar tender la ropa al aire libre durante la temporada de polen.

Usar filtros de aire o purificadores en casa.

Bañarse y cambiarse de ropa al llegar del exterior.

Consultar a un médico antes de automedicarse antihistamínicos o descongestionantes.

En algunos casos, los especialistas recomiendan tratamientos preventivos o inmunoterapia, que ayuda al cuerpo a desarrollar tolerancia a ciertos alérgenos con el tiempo.

La salud respiratoria en el norte del país: 

En Reynosa y la región fronteriza, la combinación de clima seco, contaminación ambiental, humo vehicular y polvo urbano agrava los cuadros alérgicos. Además, el uso constante de aire acondicionado y la falta de ventilación en interiores contribuyen a mantener las partículas suspendidas. Por ello, es importante adoptar una visión integral: cuidar la alimentación, mantenerse hidratado, dormir adecuadamente y realizar ejercicio moderado al aire libre en horas de menor exposición (temprano por la mañana o al atardecer). Un sistema inmunológico equilibrado responde mejor ante los cambios de estación.

Reflexión final:

Las alergias otoñales nos recuerdan que el cuerpo y el entorno están en constante diálogo. El aire que respiramos, los hábitos que mantenemos y las decisiones cotidianas sobre nuestro ambiente doméstico influyen directamente en nuestra salud. Aprender a identificar las señales que el cuerpo nos envía sin minimizar los síntomas ni automedicarnos es un acto de autocuidado y respeto hacia nuestra salud. Envejecer con bienestar no depende solo de grandes decisiones, sino de pequeños gestos diarios: abrir los ojos a lo que respiramos, proteger nuestro entorno y escuchar con atención a nuestro cuerpo. Cuidar nuestras vías respiratorias es cuidar nuestra energía vital. Porque respirar bien no es un lujo, es la base de vivir plenamente.


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