Columnas - Dra. Yirla Paola García López

“Estrés financiero: cuando las deudas también enferman”

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 10 DICIEMBRE 2025
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“Estrés financiero: cuando las deudas también enferman”

Hablar de salud siempre nos lleva a pensar en alimentación, ejercicio, chequeos médicos o hábitos diarios. Sin embargo, existe un factor silencioso, cotidiano y profundamente humano que impacta la salud tanto como cualquier enfermedad crónica: el estrés financiero. En una ciudad fronteriza como Reynosa, donde la economía familiar puede ser tan variable y cambiante, este tipo de estrés se ha convertido en un tema de salud pública que merece atención, comprensión y acción. El estrés financiero no es simplemente “preocuparse por el dinero”. Es un estado de tensión física y emocional que se origina cuando una persona siente que sus recursos económicos no son suficientes para cubrir sus necesidades o responsabilidades. Esta tensión activa una respuesta biológica similar a la que viviríamos frente a un peligro inmediato, pero prolongada en el tiempo. Y ese es el verdadero riesgo.

El cuerpo bajo presión. 

Cuando enfrentamos problemas económicos deudas, incertidumbre laboral, gastos inesperados, el organismo libera hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. En situaciones breves, estas sustancias nos ayudan a resolver problemas; pero cuando se mantienen elevadas durante semanas o meses, se convierten en un factor que deteriora la salud.

Los efectos más frecuentes del estrés financiero incluyen: aumento de la presión arterial, insomnio o sueño no reparador, dolores de cabeza y contracturas musculares, problemas digestivos como gastritis o colitis, alteraciones del apetito, fatiga persistente, mayor riesgo de ansiedad y depresión. Incluso se ha observado que el estrés financiero puede contribuir al descontrol de enfermedades como diabetes, asma o artritis, debido a que el cuerpo permanece en un estado constante de alerta y desgaste.

La mente también resiente la carga.

 La salud mental es una de las áreas más afectadas. El estrés económico suele generar pensamientos repetitivos, autoculpa, miedo al futuro, irritabilidad y sensación de pérdida de control. Muchas personas reportan dificultades para concentrarse, menor productividad laboral y un agotamiento emocional que interfiere en sus relaciones familiares y sociales. 

Este estado puede crear un ciclo negativo: la preocupación limita la capacidad de tomar decisiones claras, lo que puede empeorar las finanzas y aumentar aún más la angustia. Es un espiral silencioso que poco a poco afecta la calidad de vida.

Un fenómeno más común de lo que imaginamos. En México, diversas encuestas han mostrado que una de las principales fuentes de estrés en adultos es la situación económica. No es un problema individual: es un reflejo del contexto social, laboral y financiero que vivimos. Y como tal, debe abordarse con información, acompañamiento y estrategias saludables.

Estrategias para disminuir el impacto en la salud. 

El estrés financiero no se resuelve únicamente con más dinero; también se maneja con herramientas emocionales, hábitos saludables y organización personal. 

Algunas recomendaciones prácticas incluyen:

1. Hablar del tema sin vergüenza. El silencio agrava el estrés. Compartir preocupaciones con la familia, una amistad o un profesional permite liberar tensión y encontrar soluciones que no se ven bajo presión.

2. Organización financiera realista Hacer un presupuesto sencillo, definir prioridades y evitar gastos impulsivos genera sensación de control, incluso cuando el ingreso es limitado.

3. Evitar la autoexigencia extrema. La crisis económica no es un fracaso personal. La culpa solo incrementa el desgaste emocional.

4. Cuidar el cuerpo para proteger la mente. Dormir adecuadamente, caminar, hidratarse y hacer pausas durante el día reduce la carga fisiológica del estrés.

5. Buscar apoyo profesional cuando es necesario. Tanto la asesoría financiera como el acompañamiento psicológico ayudan a encontrar estrategias claras y saludables para enfrentar tiempos difíciles.

La importancia de un enfoque integral. 

Como médicos, sabemos que salud y economía no pueden separarse. Una persona que vive en estrés constante tiene menor adherencia a tratamientos, menos energía para iniciar hábitos saludables y mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. Atender el problema desde un enfoque integral cuerpo, mente y entorno permite intervenir a tiempo y evitar complicaciones mayores. 

El estrés financiero no es un signo de debilidad; es una respuesta humana ante una situación real. Reconocerlo, hablarlo y atenderlo es un acto de responsabilidad y autocuidado.

Reflexión final: 

El dinero puede ser una preocupación, pero la salud siempre será nuestra herramienta más valiosa para enfrentar cualquier reto. Recordemos que el bienestar no depende de tener una vida perfecta, sino de encontrar equilibrio incluso en tiempos difíciles. Cuidar nuestras emociones, organizarnos y pedir ayuda cuando es necesario no solo mejora nuestras finanzas: también protege nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestra vida. 

Porque, aunque no siempre podemos elegir nuestras circunstancias económicas, sí podemos elegir cómo enfrentarlas. Y esa elección, desde la calma y el autocuidado, es la que verdaderamente transforma.


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