Tamaulipas en la mira presidencial

El primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dejó en claro algo que no debe pasar desapercibido: Tamaulipas tiene hoy un lugar privilegiado en la agenda nacional. No fue casualidad. Fue resultado de gestiones, de acuerdos y de un trabajo político que ha colocado al estado en el radar del nuevo gobierno federal.
En el sector salud, el mensaje fue contundente. Este año se concretó la apertura del Hospital General de Ciudad Madero, dentro del esquema IMSS-Bienestar, y el de Tampico, bajo el ISSSTE. A ello se suma la construcción de una nueva Unidad de Medicina Familiar en Gustavo Díaz Ordaz, anunciada incluso en la mañanera. Una muestra de que el discurso de federalización empieza a bajar a tierra en la frontera chica.
El tema del agua, siempre sensible en Victoria y el centro del estado, no quedó fuera. Entre los 20 proyectos estratégicos del país, se incluyó la segunda línea del acueducto para la capital tamaulipeca. Al mismo tiempo, la tecnificación de distritos de riego refleja que la mirada presidencial también está en el campo, un sector que llevaba años sin prioridad real.
En seguridad, el informe se tradujo en hechos concretos: patrullajes coordinados y puestos móviles en la frontera, bajo la cooperación con Estados Unidos. La mención directa a Tamaulipas confirma que el estado sigue siendo clave en la estrategia binacional, un espacio donde la seguridad y la política migratoria marcan la pauta del gobierno federal.
El rubro carretero tampoco pasó desapercibido. Dos proyectos estratégicos colocan al estado en el centro del mapa: el nuevo Puente Internacional de Laredo y el Corredor del Golfo de México. Obras que no solo tienen un impacto local, sino que son parte de la visión de conectividad nacional.
En infraestructura ferroviaria, el tramo Saltillo–Nuevo Laredo fue destacado como un punto neurálgico para agilizar el comercio exterior. En palabras simples, es un espaldarazo a la vocación logística de Tamaulipas, donde el transporte de mercancías es motor económico.
Los puertos también recibieron un guiño presidencial. Altamira y Matamoros están en la lista de inversiones para detonar la potencia portuaria de México. Con esto, Tamaulipas se convierte en una de las piezas más importantes de la política marítima del sexenio.
Y como broche de oro, dentro del Plan México para reindustrializar al país, Altamira se perfila como uno de los 15 polos de desarrollo que atraerán más de 270 mil millones de dólares en inversiones y 300 mil empleos. La apuesta es clara: Tamaulipas será plataforma de la nueva política industrial.
Sí, a Tamaulipas le fue bien en el primer informe de Claudia Sheinbaum. Pero más allá de los anuncios, queda la pregunta de fondo: ¿será capaz la administración estatal de capitalizar este momento y traducir los proyectos en beneficios reales para la gente? Porque los reflectores están puestos, y la oportunidad no se repetirá dos veces.
MC: La foto que habla más que un boletín
En política pocas cosas son casualidad. La postal compartida en redes sociales por Roberto Lee, coordinador estatal de Movimiento Ciudadano, no es solo una felicitación de cumpleaños a Luis Torre Aliyán: es un mensaje interno y externo sobre la correlación de fuerzas dentro del partido naranja en Tamaulipas.
La escena es clara: Torre Aliyán, secretario del Comité Estatal, sentado al centro, con pastel de cumpleaños, mientras Roberto Lee le toma el hombro desde atrás. Alrededor, cuadros como Mónica Benavides y operadores regionales completan la imagen. La narrativa es de respaldo, pero también de jerarquía: el que coordina, de pie y con la mano sobre el hombro, y el que podría perfilarse para crecer en MC, sentado, recibiendo el espaldarazo público.
Este gesto no es menor. Torre Aliyán ha venido construyendo presencia mediática y política en la capital, y su cercanía con Lee lo coloca en una posición privilegiada para las definiciones que se avecinan rumbo al 2027. La foto lo legitima no solo como un operador, sino como un activo político que MC exhibe en su propio escaparate.
Al incluir a figuras de organización política y coordinaciones municipales, la postal manda un mensaje hacia dentro: aquí hay equipo, aquí hay estructura. Y hacia afuera: MC quiere dejar de ser una marca testimonial para posicionarse como opción real en Tamaulipas con personajes políticos frescos y que buscan un crecimiento sólido. Roberto Lee tiene esa responsabilidad y se rodea de quienes quieren crecer, como hoy, lo hacen muchos líderes jóvenes de MC que están recorriendo las calles. En política, las felicitaciones públicas nunca son gratuitas. Y esta imagen es más que un pastel: es la foto de un reacomodo que puede proyectar a Luis Torre Aliyán a un papel mucho más protagónico en el partido naranja.
El chapulineo verde de Maki
El hambre de poder tiene nombre y apellido: Maki Ortiz. Hoy, bajo el disfraz del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ya se deja ver como candidata a la gubernatura de Tamaulipas para el 2028. La mutación no es nueva, pero confirma lo que muchos han advertido: la política en esta tierra se ha convertido en un mercado de franquicias y traiciones.
La historia de Maki arranca en 1994 con el PAN, partido en el que se formó y donde llegó a ser consejera nacional. Para 2001, ocupó una regiduría en Reynosa y dos años después, logró ser diputada federal. Fue un ascenso rápido, impulsado más por coyunturas que por resultados concretos. Sus reformas legislativas quedaron en el aire y su paso por San Lázaro no dejó huella real.
El primer viraje vino con la ambición familiar: Maki rompió con el PAN y se alineó con Morena cuando su hijo, Carlos Peña Ortiz, ganó la alcaldía de Reynosa y se habla de que pagó millones de pesos para que su hijo llegara y después fuera reelegido. La política ya no era solo una carrera personal, sino un proyecto dinástico.
En 2021 intentó convertirse en candidata de Morena a la gubernatura, registrándose en la encuesta interna. No ganó. Pero lejos de replegarse, en 2022 apareció en campaña junto a Américo Villarreal, al que llamó “capaz y responsable”, convocando a las mujeres de Reynosa a votar sin pretextos por Morena. Ese día selló su deslinde definitivo del PAN y se presentó como “soldado” de la 4T.
Hoy, el guion vuelve a dar un giro. Con Manuel Muñoz como operador del Verde en Tamaulipas, y la chequera de una franquicia política dispuesta a venderse al mejor postor, Maki Ortiz vuelve al escenario. Ahora no se trata de convicciones ni de ideología: se trata de sobrevivir en la arena política, aunque sea sobre los escombros de lo que alguna vez defendió.
El “chapulineo verde” de Maki no sorprende. Su trayectoria es un mapa de saltos calculados: del PAN a Morena, de Morena al Verde. El discurso cambia, pero el hambre de poder permanece. Y mientras tanto, Tamaulipas observa cómo las candidaturas se reparten no por proyecto de Estado, sino por la ambición de quienes buscan perpetuarse en el poder.