Columnas - Yásnaya Elena A. Gil

La toga sí es importante

  • Por: YÁSNAYA ELENA A. GIL
  • 09 JULIO 2025
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La toga sí es importante

Pensar que lo indígena es un monolito cultural sin diferencias, es uno de los efectos más palpables del racismo estructural mexicano

A la derecha se le dificulta hacer críticas a la elección del próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sin evidenciar su racismo. Ha aprovechado cualquier elemento para tratar de desprestigiarlo y, en ese intento, terminan por desprestigiarse a sí mismos. Cada día encuentran algún elemento nimio con el que muestran sus prejuicios; con esto contribuyen a la banalización de la muy necesaria crítica que hay que hacer a la reforma judicial, a la elección de jueces y a los efectos de todos estos procesos. La izquierda en el poder ha dado eco a las críticas superficiales y racistas de la oposición más rancia para generar mayor polémica y así ocultar las profundas y preocupantes grietas de la elección judicial. Esto no es nuevo, la cuarta transformación en el poder ha elegido siempre como antagonista mediático a la derecha más racista con la que polemiza y a la que, así, otorga un potente altavoz, minimizando o condenando al ostracismo mediático a las críticas sensatas de la diversidad de izquierdas que no están en el poder.

Entre todos esos detalles a criticar que parecen nimios, ha sobresalido el asunto de la toga, una prenda característica de la Antigua Roma. Hugo Aguilar Ortiz, el próximo presidente de la Suprema Corte ha expresado que no usará la toga como lo establece un decreto de 1941. Legisladores del partido Morena, en concordancia con estas declaraciones, han presentado una iniciativa de ley para eliminar el uso obligatorio de la toga pues consideran que se trata de un símbolo de lejanía y elitismo que marca lejanía con respecto del pueblo. En su lugar, Aguilar Ortiz declaró que utilizará prendas de gala de pueblos y comunidades indígenas; él expresó que al hacer este cambio no se está atentando contra la solemnidad, importancia o trascendencia de su cargo. Las reacciones no se hicieron esperar y una vez más, una buena parte de la oposición cayó en comentarios racistas y otros más se pusieron a defender la toga como símbolo de imparcialidad. Otras voces insistieron en que el asunto de la toga era simplemente un distractor pues lo importante no estaba en este asunto.

Aunque estoy de acuerdo en que lo más importante de la elección de los nuevos ministros de la SCJN no es el uso de la toga, me parece que las reacciones tan virulentas a las declaraciones de Aguilar Ortiz sobre este tema esconden un asunto que es importante discutir. 

En primer lugar, no podemos perder de vista que la vestimenta tradicional de los pueblos indígenas ha sido motivo histórico de desprecio e incluso represión racista. En varios casos, por ejemplo, ya en pleno siglo XX se hicieron quemas públicas de textiles de distintos pueblos indígenas para combatir su uso. El racismo estructural tuvo consecuencias más radicales en la vestimenta de los varones, mientras que las prendas para mujeres se conservaron más, no son tantos los pueblos en donde los varones aún portan la indumentaria tradicional. Para contrarrestar estas violencias, hay fuertes movimientos de rescate, revitalización y revalorización de textiles tradicionales. Me parece que las declaraciones del próximo ministro presidente de la SCJN tiene que leerse con este contexto de fondo.

Por otro lado, muchas de las personas que argumentan a favor del uso de la toga dicen que representa imparcialidad y neutralidad en el ejercicio de las funciones de ministras y ministros. Annia Gómez, diputada federal por Nuevo León, de la bancada panista, argumentó en sus redes sociales que la toga representa la ley y no a la persona y que otorga imparcialidad, opuso la toga a la “ropa de gala indígena” que otorga identidad y, al hacerlo, “no habla desde la ley y rompe con la imparcialidad”. Según sus palabras, “los ministros no están para representar culturas, están para aplicar la ley”, defendió el uso de la toga porque esta “no borra identidades, borra parcialidades”. Sus declaraciones son bastante representativas de las opiniones de la oposición y además despliegan claramente una serie de prejuicios muy comunes. En primer lugar, se asume que existe una “ropa de gala indígena” y no una gran y contrastante diversidad de tradiciones de indumentaria complejas y cambiantes; a esto le he llamado el “efecto Tizoc” con base en la célebre película Tizoc: amor indio, casi nadie sabe ni parece importarle a qué pueblo indígena pertenece el protagonista, lo que importa es que es indio, un mazacote indiferenciado que importa solo porque contrasta con lo mestizo. ¿Cuál era la lengua materna de Tizoc? ¿Cuál era su indumentaria tradicional? ¿A cuál de los pueblos indígenas del país pertenece? No parece importar. Pensar que lo indígena es un monolito cultural sin diferencias es uno de los efectos más palpables del racismo estructural mexicano. El ministro presidente no pretende utilizar una “ropa de gala indígena”, sino que, a la toga, opone no una vestimenta, sino muchas alternativas distintas para marcar con los textiles la solemnidad del cargo.

Otro de los sesgos más comunes, es considerar que los rasgos de la tradición occidental son culturalmente neutros, que no es esta tradición una manifestación más de la diversidad cultural de mundo. Cuando Annia Gómez enfatiza que los ministros no están para representar culturas, olvida que la toga está culturalmente marcada, representa la tradición cultural occidental de la que deriva el derecho romano y el derecho positivo; la toga adscribe a los ministros a una cultura y les confiere una identidad visual específica. Por contraste, la propia Constitución Mexicana, dice claramente en su artículo segundo que este país es “pluricultural y multiétnico”, entonces, ¿por qué los ministros deben usar el símbolo textil de una sola de las culturas? ¿No son acaso incluso anticonstitucionales los intentos para imponer solo el uso de la toga? Si hay muchas culturas en este país, hay muchas maneras para marcar con la vestimenta la solemnidad asociada a un cargo, si hay muchas culturas, hay muchas maneras de simbolizar la buscada y supuesta imparcialidad de los ministros.

Además de la diversidad textil, un país pluricultural y multiétnico tiene diversas tradiciones jurídicas, diversos sistemas para impartir justicia, a esto se le conoce como “pluralismo jurídico”. Significa que el derecho positivo occidental no es la única fuente de derecho en este país. El “pluralismo jurídico” ha sido mencionado ya varias veces por el próximo ministro presidente y me parece un asunto por demás interesante, mientras la oposición se indigna porque la toga ya no será obligatoria está perdiendo de vista un asunto más radical ¿si así se ponen con la toga cómo se pondrán con el pluralismo jurídico?


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