Columnas - Julia Gugerli y Emmal Brunel

La CDH-CM y una oportunidad para la construcción de paz

  • Por: JULIA GUGERLI Y EMMAL BRUNEL
  • 04 NOVIEMBRE 2025
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La CDH-CM y una oportunidad para la construcción de paz

La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, órgano autónomo creado en 1993 y responsable de recibir quejas e investigar violaciones a derechos humanos en la capital mexicana, se encuentra en el proceso de designación de su futura presidencia para los siguientes cuatro años. Consideramos que la designación de su titularidad es de gran relevancia para quienes habitamos y transitamos por esta ciudad. De ello depende contar con una institución fortalecida, sensible con las víctimas, autónoma de intereses partidistas y comprometida con la participación y justicia sociales.

Este lunes 3 de noviembre, el Congreso de la Ciudad de México dará a conocer el dictamen elaborado a partir de 8 aspirantes que presentaron sus respectivos proyectos y se entrevistaron con la Comisión de Derechos Humanos del órgano legislativo local. A partir del dictamen, el Congreso local votará por la persona que encabezará la CDH.

Quienes crecimos en una Ciudad de México con reciente autonomía política, la Comisión de Derechos Humanos era la institucionalización misma de estas ideas, ya que prometía la protección, defensa y garantía de derechos humanos, construyendo un puente entre sociedad y gobierno.

Desde entonces hemos visto cómo la Comisión ha respondido en momentos críticos para la sociedad. Pero también hemos sido testigos de cuando no ha cumplido su rol, ha cerrado puertas y ha dejado sin respuesta a víctimas de violaciones de derechos humanos. Es por eso que creemos que este es un momento histórico para fortalecer la Comisión, darle las herramientas para reconstruir los puentes, entablar diálogos necesarios y ser un espacio accesible para la población. Para lograr esto, no sólo se necesita mantener la autonomía de la Comisión, darle la estructura, el presupuesto y el personal adecuado, sino también que el gobierno de la Ciudad la escuche y una sociedad civil organizada que le exija.

Aunque queda mucho qué hacer en los primeros dos rubros, para el último es imperante recuperar la pedagogía política en materia de derechos humanos. En su momento, Don Miguel Concha desde el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, le apostaba al cambio generacional, por lo que se dedicó en gran medida a la formación en derechos humanos para poder seguir garantizándolos desde los espacios más autónomos, hasta con medidas interinstitucionales. Ahora después de varios golpes, tanto presupuestales, políticos y de realidad, la sociedad civil no está logrando pasar la batuta a otras generaciones, lo cual explica el bajo involucramiento de jóvenes en el proceso actual de designación.

Por las distintas luchas que se encuentran activas en la capital, es urgente tener al frente de la Comisión a alguien que pueda sentarse con distintos actores en una mesa, tejer soluciones viables para todas y todos, y darle mayor relevancia a las personas que día a día luchan por sus derechos individuales y colectivos. En fin, alguien con congruencia y determinación para navegar las aguas tormentosas de una ciudad en disputa. Los estragos de las políticas neoliberales, la violencia generalizada en el país y la falta de respuestas profundas a problemáticas complejas han dejado su huella en la ya de por sí maltratada capital.

A lo largo de estas semanas, hemos visto con optimismo la candidatura de Dolores González Saravia, luchadora social de más de 40 años de trabajo con movimientos y organizaciones de base. Reconocemos su amplia trayectoria como constructora de paz con enfoque de derechos humanos, con experiencias de vida puestas al servicio de diferentes temas apremiantes. Las diversas muestras de apoyo recuperadas en estos días de parte de actores.

La convicción es evidente: el rumbo por el que apuesta este proyecto es el rumbo que necesitamos en la Comisión de DDHH de la Ciudad. No hay traducción más precisa de la construcción de paz que garantizar y defender los derechos de todas las personas.


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