Columnas - Dra. Yirla Paola García López

“La caída del cabello: lo normal, lo preventivo y lo que todos debemos saber”

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 22 SEPTIEMBRE 2025
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“La caída del cabello: lo normal, lo preventivo y lo que todos debemos saber”

La caída del cabello es uno de los temas que más dudas genera en hombres y mujeres de todas las edades. No es raro escuchar frases como “se me está cayendo más de lo normal” o “voy a quedarme calvo”. Sin embargo, la realidad es que el cabello, al igual que la piel y las uñas, sigue un ciclo natural de renovación. La clave está en aprender a diferenciar cuándo la caída es normal, cuándo es necesario tomar medidas preventivas y en qué casos los tratamientos alternativos pueden ser un apoyo.

Lo normal: 

En promedio, una persona pierde entre 50 y 100 cabellos diarios. Este rango es completamente normal y corresponde al ciclo natural de crecimiento del cabello. Cada folículo piloso atraviesa tres fases: fase anágena (crecimiento activo): puede durar varios años; fase catágena (transición): el folículo se prepara para descansar y fase telógena (reposo): después de unos meses, el cabello se desprende y da lugar a uno nuevo. Esto significa que la caída no es un signo de enfermedad en sí misma, sino un proceso biológico que permite la renovación.

¿Cuándo preocuparnos? 

Aunque la caída diaria es normal, existen señales de alarma que deben llamarnos la atención: pérdida abundante y repentina: cuando el cabello se desprende en mechones o queda en exceso en la almohada y el cepillo; zonas despobladas o parches visibles: caída localizada que deja huecos en el cuero cabelludo, cejas o barba; afinamiento progresivo: el cabello pierde grosor y densidad de manera constante; síntomas asociados: picazón, enrojecimiento; descamación o dolor en el cuero cabelludo. Estas condiciones pueden relacionarse con enfermedades de la tiroides, anemia, deficiencias nutricionales, estrés crónico, alteraciones hormonales o incluso efectos secundarios de medicamentos. En esos casos, la recomendación es acudir a un médico para un diagnóstico oportuno.

Medidas preventivas. 

Así como cuidamos nuestra piel o nuestra alimentación, el cabello también requiere atención. Algunas recomendaciones prácticas incluyen:

1. Alimentación balanceada: las proteínas, el hierro, el zinc y las vitaminas del complejo B son fundamentales para la salud capilar. Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales marca la diferencia.

2. Manejo del estrés: el estrés prolongado puede provocar caída excesiva. Actividades como caminar, practicar yoga, meditar o dormir bien ayudan a mantener el equilibrio.

3. Cuidado físico del cabello: evitar peinados muy tensos, el uso excesivo de planchas y secadoras, así como los químicos agresivos.

4. Higiene adecuada: lavar el cabello con regularidad, según el tipo de cuero cabelludo, y elegir productos suaves. Estas medidas no detienen por completo la caída natural, pero sí reducen los factores que la agravan.

Tratamientos alternativos: ¿ayudan o no? 

En los últimos años, han ganado popularidad ciertos tratamientos alternativos y complementarios. Algunos tienen evidencia científica limitada, pero pueden ofrecer beneficios cuando se acompañan de un estilo de vida saludable:

• Masajes capilares: mejoran la circulación sanguínea en el cuero cabelludo y pueden favorecer el crecimiento de cabello nuevo.

• Aceites naturales: como el de romero, coco o ricino, utilizados de manera moderada, ayudan a hidratar y proteger el cabello.

• Suplementos vitamínicos: útiles en personas con deficiencias específicas, siempre bajo supervisión médica.

• Terapias médicas especializadas: como el minoxidil, exosomas o láser de baja intensidad, que requieren valoración por un médico especializado.

Es importante subrayar que no todos los tratamientos son mágicos ni universales. Lo que funciona para una persona puede no ser eficaz en otra, y el exceso de productos sin control puede ser más dañino que benéfico.

Cultura general: el cabello como símbolo. 

El cabello no solo es un componente biológico, también tiene un peso cultural e incluso emocional. Desde tiempos antiguos, ha representado fuerza, juventud, belleza o estatus social. Por eso, la caída del cabello suele generar angustia desproporcionada. Recordemos que el valor de una persona no se mide por su melena, sino por su salud integral y su bienestar emocional.

Reflexión final: 

La caída del cabello es un proceso natural que forma parte del ciclo de la vida. Saber distinguir entre lo normal y lo patológico nos permite evitar preocupaciones innecesarias y, al mismo tiempo, detectar a tiempo problemas de salud que podrían reflejarse en nuestra melena. Cuidar el cabello no es solo un asunto estético: es un reflejo de nuestro estado general. Una buena alimentación, manejo del estrés, hábitos saludables y atención médica cuando es necesaria son las verdaderas claves para mantenerlo fuerte. Más allá de cremas, aceites o remedios, lo más importante es entender que el cabello, como nosotros, está en constante renovación. Aprender a aceptar esos cambios con serenidad es también una forma de cuidar nuestra salud mental. Porque, al final, el verdadero brillo no está en el cabello, sino en el equilibrio y bienestar con el que elegimos vivir.

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