Columnas - Marta Peirano

Qué buen día para hablar de cooperativas eléctricas vecinales

  • Por: MARTA PEIRANO
  • 30 ABRIL 2025
  • COMPARTIR
Qué buen día para hablar de cooperativas eléctricas vecinales

El apagón podía haber sido menos dañino si tuviéramos redes locales, capaces de operar de forma independiente 

 Nuestra red de alta tensión tiene más de 34.500 km de líneas y 400 estaciones, pero un solo corazón. El Centro de Control Eléctrico de la Red Eléctrica de España conecta a las centrales (nucleares, hidroeléctricas, renovables, etc.) con los centros de distribución que llevan la energía a los hogares, empresas e industrias españolas. Después las redes de media y baja tensión se las reparten unos pocos jugadores: Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP. Es un sistema fuertemente centralizado. El apagón del lunes fue la mejor demostración. 

Todo el mundo sabe que depender de pocos jugadores es malo para el consumidor. Basta con pisar un aeropuerto y pedir un café. La existencia de monopolios garantiza que los precios serán altos, los productos deficientes y que no habrá incentivos para la innovación. Pero depender de un sistema fuertemente centralizado es un peligro a otra escala mucho más grande. Un fallo cardíaco —ya sea causado por un ciberataque, un sabotaje, un fenómeno meteorológico inesperado o un simple error— puede paralizar el suministro a regiones enteras, incluso a países enteros. Red Eléctrica tiene interconexiones internacionales con Francia y Portugal. El mismo fallo nos afectó a los tres. 

Podría haber sido peor. Podría haber sido julio. Ayer no hacía demasiado frío y no hacía demasiado calor. Los hospitales han seguido funcionando. Las operaciones de urgencia se han podido realizar. La luz se ha restablecido sin grandes catástrofes, un milagro teniendo en cuenta que no hubo semáforos, cajeros ni máquinas de tabaco durante casi un día entero. Somos gente civilizada. España tiene sistemas de protección avanzados y también los recursos necesarios para reiniciar el sistema desde cero. Pero también podría haber sido mejor. 

Podríamos haber tenido un sistema más modular, capaz de apoyarse en redes locales capaces de operar de forma independiente a la red principal. Podríamos haber tenido una cantidad suficiente de cooperativas energéticas de vecinos, empresas o instituciones que producen y comparten su propia energía a partir de paneles solares, pequeñas turbinas eólicas o sistemas de cogeneración. Por ejemplo, suficientes redes eléctricas comunitarias con placas solares en los tejados de los edificios públicos y privados capaces de garantizar un suministro mínimo durante unas horas. Aunque sólo fuera para cargar nuestros teléfonos y poder comunicarnos con nuestras personas favoritas. 

No es un problema técnico. Existen suficientes tecnologías comerciales diseñadas para construir una red eléctrica vecinal cooperativa capaz de generar, almacenar y gestionar energía. Hay países como Alemania o Dinamarca que cofinancian los proyectos con subvenciones, préstamos blandos y estudios de viabilidad. En España, los programas de ayuda a las comunidades energéticas han estado marcados por una burocracia tróspida, la falta de apoyo técnico y la exigencia de una enorme inversión inicial. 

Podríamos haber invertido un sistema de emergencia eléctrica distribuido y local, capaz de involucrar a los vecinos en su propio suministro. Seríamos menos vulnerables a fallos catastróficos, ataques o desastres naturales. Nos sentiríamos menos desvalidos en un lunes como ayer. Pero también seríamos mejores vecinos. Pocas cosas unen más que dejar de ser un problema y descubrir que podemos ser una fuente de autosuficiencia, autonomía y competencia frente a los intereses del capital.


Continúa leyendo otros autores