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Carta a María Corina Machado

  • Por: HUGO ALFREDO HINOJOSA
  • 16 OCTUBRE 2025
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Carta a María Corina Machado

Recuerdo haber escuchado, hace un par de décadas, a un aspirante a escritor y director de escena, compañero mío, renegar del Premio Nobel de Literatura. El premio, comentaba este director, estaba devaluado, ¿quién quiere ganarlo? Lo escuché sin decir nada más; dicha postura me pareció radicada en la envidia y no en la mediocridad. No conozco a nadie que rechazaría tal reconocimiento si llegara a sus manos, específicamente en las áreas de Literatura y la concerniente a la Paz. No me apena aceptar que los ganadores del Premio Nobel de Literatura, como László Krasznahorkai, Han Kang y Jon Fosse, eran desconocidos para mí. No me sorprende, pues la lista de escritores es larga y nuestros ídolos se quedan a medio camino.

Por otra parte, sí me sorprenden los ganadores del Premio Nobel de la Paz como: Henry Kissinger, Yasser Arafat, Woodrow Wilson, Jimmy Carter y Barack Obama. El reconocimiento, les fue otorgado por su "colaboración" en finalizar guerras como la Primera Guerra Mundial, el cese al fuego en Vietnam, las negociaciones para pacificar Palestina e Israel, y para fortalecer la paz mundial. Por decir lo menos, fueron premiados por su contexto político predecible. En este caso, el Premio Nobel es una fuerte carta de presentación en el escenario mundial que no necesariamente recae en los personajes ideales. En lo personal, habría premiado a Sebastião Salgado por reforestar más de 600 hectáreas de tierra baldía en Brasil; o quizá habría premiado a las Abuelas de Mayo en Argentina, no lo sé. No pienso políticamente en ese sentido, sino de manera humanitaria, mucho sobre la naturaleza humana y las entrañas de la tierra tendrían que enseñarnos estos personajes. Pero el Premio es Político y es el juego que seguir.

Cuando escuché que usted, señora lideresa María Corina Machado, obtuvo tal reconocimiento, debo decir que me dio gusto. De inmediato pensé en Juan Guaidó y en Henrique Capriles; revisé las redes sociales de ambos y la felicitación del primero pasó de noche ante la masa digital, mientras que al segundo lo tacharon de cobarde los comentarios derivados de la felicitación que le hizo. El nombre de estos personajes vino a mi mente porque, en mi ideario del último lustro, eran las figuras políticas que más ocuparon, a mi parecer, el espacio público y no usted. Inclusive pensé en Leopoldo López, pero lo percibo debilitada sobre todo por las críticas a su lucha como una pantalla.

Así que la siguiente pregunta que me hice fue: ¿por qué usted? Me di a la tarea de revisar que fue fundadora de la organización ciudadana Súmate y líder del movimiento Vente Venezuela, y que su trayectoria combina rigor técnico y convicción ética en la defensa del voto y las libertades fundamentales; y fue inhabilitada por el régimen de Nicolás Maduro luego de ganar las primarias opositoras de 2023. Pero usted le dedicó el premio a Donald Trump y, claro, al pueblo venezolano. No tengo nada en contra de Trump, es un personaje que estudio allende las críticas en su contra. Me interesa sobre manera su recorrido histórico a la griega y hay bastantes ejercicios políticos que aprender de él.

No obstante, es válido cuestionar si este reconocimiento refleja plenamente la complejidad de su accionar político y las consecuencias de sus estrategias. Algunos sectores señalan que su postura en ciertos momentos ha sido polarizante, lo que puede afectar el diálogo necesario para construir consensos en sociedades en crisis. ¿Puede entonces un liderazgo marcado por estas divisiones representar un modelo universal para la democracia? ¿Cuál es el balance entre su intención de cambio y el impacto real de sus acciones en el tejido social?

Además, el contexto en el cual se otorga el Premio Nobel invita a pensar en los criterios y procesos de selección. ¿Hasta qué punto este premio reconoce una lucha individual o más bien un fenómeno político más amplio? ¿Qué rol juega la representación internacional y las percepciones de la comunidad global en la decisión? Su premio es, a mi parecer, un espaldarazo para todos aquellos que están en contra del uso y mal uso del poder de Nicolás Maduro, el hombre que conversa con los pájaros, y que lleva a cuestas el respaldo de la izquierda, o de cierta izquierda, latinoamericana.


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