Columnas - Marta Peirano

Alligator Alcatraz y el efecto bumerán

  • Por: MARTA PEIRANO
  • 08 JULIO 2025
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Alligator Alcatraz y el efecto bumerán

El centro de detención que ha promocionado Trump en Florida cumple una doble función, publicitaria y de intimidación

Cuando los egipcios arrojaban criminales al Nilo, el gesto tenía una doble función. Al ser masticados por los cocodrilos, los indeseables se quedaban sin un cuerpo y sin sepultura, dos elementos imprescindibles para cruzar al más allá. No tenían ni bolsillos para llevar el Libro de los Muertos, la chuleta con los mapas, los hechizos y trucos para superar los obstáculos y vencer a los demonios del inframundo. El centro de detención que ha promocionado Trump en Florida cumple también una función doble, pero no es espiritual sino publicitaria y de intimidación. “Muy pronto, esta instalación albergará a algunos de los migrantes más amenazantes, algunas de las personas más crueles del planeta”, dijo al visitar las instalaciones. Alligator Alcatraz es el nuevo icono del sado-populismo trumpista, cuyo mensaje es la crueldad.

“Vamos a enseñarles cómo huir de un cocodrilo si se escapan —ha dicho el presidente—. No corran en línea recta. Corran así (en zigzag)”. El propósito es que el sufrimiento de los “otros” (inmigrantes, disidentes, minorías) se convierta en un espectáculo para las bases, que regulan sus miserias regocijándose con la persecución. “Nada ilustra quizás mejor la desintegración general de la vida política que este odio vago y omnipresente hacia todos y hacia todo”, escribía Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo. No saben que esta campaña de deshumanización se volverá rápidamente en su contra. Es el efecto bumerán: las técnicas de dominación desarrolladas en las colonias regresan siempre al centro imperial.

Con los chistes del presidente y el aplauso de las bases, las autoridades se sienten justificadas haciendo lo impensable: atacar a abuelos desarmados, secuestrar a padres de familia, dejando a sus hijos llorando en la calle. Esposar a un centenar de trabajadores del mismo almacén de procesamiento de carne, como si los criminales fueran ellos y no el empresario que aprovecha su situación vulnerable para explotarlos de manera ilegal. La etiqueta “Aliens ilegales” sirve para deshumanizar a las víctimas, pero también a las autoridades. Es importante des-sensibilizarlas antes de empezar a perseguir a ciudadanos de pleno derecho, compañeros y vecinos, higiénicamente deshumanizados con etiquetas como HVEs (Extremismo Violento de Origen Local).

El timing es impecable. Esa ley “grande y bonita” que acaba de ser aprobada en el Congreso recorta impuestos a los ricos y derechos sociales a los pobres. Medicaid perderá 930.000 millones durante los próximos diez años y al menos 14 millones de estadounidenses se quedarán sin acceso a la sanidad. Al mismo tiempo, ICE suma 75.000 millones a su presupuesto anual de 8.000-11.000 millones: 45.000 millones para expandir los centros de detención y otros 30.000 millones para financiar sus redadas. Cuando los recortes y tarifas hundan la economía y la población se eche a la calle para protestar, este Gobierno tendrá recursos y lugares donde encerrarlos. Empezarán por los grupos más vulnerables: indios, afroamericanos, activistas, LGTBI+.

Irónicamente, Alligator Alcatraz se llenará de estadounidenses, pero no de cocodrilos. Hacen falta fosos de nueve metros con un flujo continuo de agua purificada, sistemas de drenaje y refuerzo estructural para prevenir la erosión. Falta la infraestructura, y queda por resolver el dilema de la dieta: los cocodrilos bien alimentados no atacan a prisioneros en fuga, pero cuando pasan hambre se matan entre sí. Lo que tienen son gorras, camisetas y enfriadores de latas con el logo, cortesía del Estado de Florida. Estamos entrando en una nueva fase: la paramilitar.


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