Columnas - Vania Pérez Morales

2025: ¿Ya nos acostumbramos a la corrupción?

  • Por: VANIA PÉREZ MORALES
  • 30 DICIEMBRE 2025
  • COMPARTIR
2025: ¿Ya nos acostumbramos a la corrupción?

Somos más quienes construimos instituciones íntegras y de servicio

En diversos espacios me preguntan si México es un país por antonomasia corrupto, si tenemos un gen malvado de la corrupción o si el problema nos deviene de la Colonia. 

En realidad, ninguna de estas premisas es cierta: las y los mexicanos somos tan íntegros como los finlandeses o daneses, y tan corruptos como ellos. 

No es una cuestión de geografía ni de herencia colonial.

Tampoco podemos esconder el problema estructural y profundo en el que se ha convertido la corrupción en el territorio mexicano, ni cómo sus tentáculos han traspasado fronteras, haciendo que el producto de delitos y faltas administrativas haya encumbrado monetariamente a familias enteras y levantado emporios ilegales alrededor de la impunidad.

No es casualidad que durante este 2025 hayamos asistido a uno de los casos más graves de lo que considero crimen organizado y corrupción. 

El huachicol fiscal dio cuenta de que incluso las fuerzas castrenses son susceptibles de generar pactos y "negocios" que favorecen a particulares por encima del bien común. Así, en septiembre de 2025 se arrestó a miembros de la Marina, incluido un vicealmirante, relacionados con una red de evasión fiscal en combustible que involucraba a altos mandos militares y funcionarios. 

Lo aparatoso del caso levantó ámpula en el más alto nivel político en México y en varios países socios comerciales. 

Sin embargo, lo relevante no se ha tocado: todo el dinero —que asciende a más de 600 mil millones de pesos solo en el último año— tiene un paradero desconocido, y tampoco se sabe quiénes son los personajes que operaban una red de corrupción de tal magnitud en México.

Hay un tema de fondo que necesitamos reconocer y abordar: los vínculos existentes entre la corrupción y la delincuencia organizada transnacional, así como la necesidad de fortalecer la cooperación nacional e internacional para prevenir y combatir eficazmente estas actividades ilícitas interrelacionadas, que representan una amenaza para la estabilidad y la seguridad de las naciones.

Las operaciones de los grupos delictivos organizados trastocan los fundamentos de la seguridad y utilizan la corrupción para infiltrarse en las instituciones y socavar el Estado de derecho, el desarrollo sostenible y el futuro de millones de personas.

En ese sentido, no todo está perdido. Italia nos ha demostrado por qué el combate al vínculo entre corrupción y crimen organizado debe ser de carácter institucional y no solo punitivo. 

Este caso es relevante porque muestra que enfrentar redes criminales con medidas anticorrupción en la gestión pública.

Así que, a pesar de los grandes casos de corrupción, de la impunidad y ahora también de la infiltración del crimen organizado, lo que debe mantenernos de pie rumbo a 2026 y en los años venideros es el trabajo decidido de nuestras instituciones, la escucha activa de las voces de la sociedad civil experimentada y estudiosa, y la prueba irrestricta de que no se perdonará ni se solventará ningún caso —por pequeño o grande que sea— sin importar lazos sanguíneos con líderes del presente o del pasado, o con familias en el poder. 

La corrupción nos ha alcanzado y no puede haber posibilidad alguna de utilizar al Estado y la administración pública para beneficio personal o de cercanos; ese debe ser el mensaje para el año que comienza.

Se requiere que la ciudadanía despierte del letargo y abandone la falsa idea de que los asuntos de la vida pública y las mejoras para vivir en igualdad ante la ley se discuten únicamente en las esferas de lo político, y no desde nuestro propio ámbito de control e influencia: nosotros, nuestras familias y nuestros entornos cercanos. 

De lo contrario, estaremos destinados a conformarnos con la falsa idea de que genéticamente somos más corruptos.

Yo no estoy dispuesta, porque creo que el destino de México está en nuestras manos y que somos más quienes construimos instituciones íntegras y al servicio de las personas. 

Que el 2026 nos encuentre trabajando por México.


Continúa leyendo otros autores