Columnas - Daniel Santos Flores

Américo, el rey del ring

  • Por: DANIEL SANTOS FLORES
  • 03 MAYO 2024
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Américo, el rey del ring

En 1868, la fundación de una academia de combate por parte del coronel estadounidense, Thomas Hoyer Munster, en México, marcó el comienzo oficial del boxeo en nuestro país. Dice wikipedia <la cual usé como consulta para este texto> que inicialmente el boxeo mexicano enfrentó restricciones debido a la Revolución de 1910, ya que ésta limitó las actividades deportivas y detuvo su desarrollo durante 10 años; no obstante, el boxeo experimentó un notable resurgimiento en México en la década de 1920, a medida que se restableció la estabilidad política.

Los polideportivos se volvieron a abrir y se llevaron a cabo campeonatos nacionales, lo que atrajo la atención de boxeadores extranjeros, especialmente los estadounidenses, que compitieron por el campeonato nacional mexicano. En 1924, Narciso “Chicho” Cisneros se convirtió en el primer mexicano en ser clasificado a nivel internacional en la categoría de peso pluma por la prestigiosa revista “The Ring”, después de haber ganado campeonatos nacionales tanto en la categoría de peso gallo como en la de peso pluma.

El éxito en este deporte comenzó cuando varios campeones surgieron y se unificaron para establecer al país como potencia mundial del boxeo. Nuestro país es tan importante que tiene su propio estilo reconocido y envidiado a nivel mundial: “El estilo mexicano”.

Ahora bien, con esto como contexto, quiero hacer una analogía de una auténtica pelea de campeonato, la cual se disputó entre el pugilista del pantaloncillo guinda, de nombre Américo, en contra del excampeón y defensor del título de nombre Francisco, de pantaloncillo azul. En esta pelea Américo logró derribar en los tres primeros rounds a Francisco, dejándolo en la lona viendo estrellas blancas y barras de colores azul y rojo. El réferi de la contienda decidió dar por terminada está pelea por nocaut, entregando el preciado cinturon de la victoria a Américo.

En el primer round, Américo conectó un poderoso cruzado, al ganarle la Senaduría a Francisco. Con este duro golpe, el de pantaloncillos guindas mandó directo a la lona a su contrincante. Despues de contar hasta diez, la campana sonó y los mandaron a sus esquinas. En el segundo round Francisco, envalentonado, tiró una serie de jabs que Américo aprovechó para conectarle un swing y mandarlo nuevamente a la lona, con el triunfo de la gubernatura. En el tercer asalto, un potente gancho al hígado hizo tambalear a Francisco, cuando el Trife le quitó la candidatura plurino-

minal a diputado federal. Ya dañado, se puso una vez más de pie y Américo logró conectar un letal crochet a los riñones; el Consejo General del INE ratificó lo dicho por el Trife, Francisco se quedó sin candidatura, mientras descansaba tirado en la lona. El réferi detuvo el encuentro y Américo se alzó con la victoria.

A propósito de la pelea de box del próximo 4 de mayo, en la que el gran protegonista es el cinturon tamaulipeco que se entregará al ganador, es que le quise po-

ner emoción a la narración de este encontronazo, sólo para que usted pueda ver lo que sucedió durante una contienda que se dió a lo largo de 6 años. 

Imagino el careo previo a esa pelea: el de pantaloncillos azules se presentó haciendo alarde como el más feroz y agresivo; mientras que su contrincante, de pantaloncillos guindas, mantuvo la calma, se presentó tranquilo, paciente y concentrado. Muchos de los aficionados amateurs que se fueron con la finta del que más gritaba, hoy no cobran ni lo invertido. Por otro lado, los que apostaron con inteligencia al mesurado hoy ya pueden cobrar doble.

En esta lucha de poder, creo que los viejos aliados de Francisco se convertirán en sus nuevos enemigos. Pugilistas hay en todos lados, en ese bando y en el otro, unos suben mientras otros bajan. Por lo pronto, al día de hoy, Américo es el rey del ring.

REENVIADO

“Durante las semanas siguientes, la solitaria realidad de la derrota comenzó a dejarse notar. No hay nada tan “ex” como un expolítico, especialmente uno que ha sido derrotado…” – Michael Ignatieff, Fuego y Cenizas. Éxito y fracaso en política.


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